lunes, 29 de octubre de 2007

Oscuro

Despertar en otro día negro y caminar como si fuera de noche. Atar los problemas a un árbol y mantener un camino directo hacia la pequeña luz, allá a lo lejos. La luz que no se acerca, que se ve cada vez más lejana, que se achica más y más, que no vuelve. Amainar el ritmo, juntar fuerzas, arrancar de nuevo. Seguir, esquivar los obstáculos que se camuflan en la oscuridad, no volver, no retroceder. Parece interminable, un camino cuesta arriba, cerrado, tapiado. Imposible. Más allá la luz pequeña, de un brillo apagado, agonizante. El camino estrecho, punzante, lleno de oscuridad, lleno de tristeza, lleno de todo menos lo que uno espera. Y el albor que se escapa, que se va, que no lo alcanzo. Cada vez más negro, el día pierde con la noche, la claridad con la oscuridad. Quizás nunca fue de día. Quizás siempre fue de noche. Quizás todo es oscuro. Mientras, la diminuta llama pierde su fuerza, pierde su identidad, se escurre en el mundo negro. Pero no se apaga. De repente, aparece otro haz de luz. Y otro. Y otro. Y luego otros. Pero menos brillantes. Incluso el original también bajó su luminosidad. Ahora hay diez, hay cien, hay doscientos. Pero cada vez con menos brillo, en un camino negro.

1 comentario:

Nahuel Merino dijo...

y bue...tenía que llegar el momento en que esmerado actualizara.
A pedido del público (¿?)
Un abrazo Germán, y se´guí la historia de miguelito